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País | España |
Ciudad | Madrid |
Información general | |
Construcción | 1805–1806 |
Inauguración | 1992 |
Director | Guillermo Solana |
Información visitantes | |
Visitantes/año | 1.070.000 (2011)1 |
Dirección | Paseo del Prado, 8 (Palacio de Villahermosa) |
Sitio web | www.museothyssen.org |
El Museo Thyssen-Bornemisza es una pinacoteca de maestros antiguos y modernos ubicada en Madrid (España). Su existencia se debe al acuerdo de arrendamiento(1988) y a la posterior adquisición, por parte del Gobierno español (julio de 1993), de una amplia selección de la colección privada reunida por la familia Thyssen-Bornemiszaa lo largo de siete décadas. Este fondo artístico aportó ejemplos de numerosos autores extranjeros inéditos en el circuito museístico español, desde el gótico (Duccio, Jan van Eyck) hasta el pop art y los años 80 (David Hockney, Lucian Freud), por lo que vino a complementar a los dos principales museos estatales, el Prado y el Reina Sofía. Inaugurado en 1992, el Museo Thyssen-Bornemisza conforma con ellos el Triángulo del Arte, acaso la concentración pictórica más importante de Europa. Es uno de los centros culturales españoles de mayor éxito; en 2012 expidió más de 1,25 millones de entradas, situándose entre los museos más visitados del mundo.
La institución, gestionada por una fundación bajo control público, tiene su sede en un edificio histórico, el Palacio de Villahermosa, donde custodia más de 700 obras. Gracias a un anexo sumado posteriormente ha ampliado su exhibición con unas 240 piezas más, prestadas por Carmen Cervera, viuda del barón Thyssen; además mantiene depositadas unas 60 propias en el MNAC de Barcelona.
Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid[editar]
La sede del museo es el Palacio de Villahermosa, en la esquina del Paseo del Prado con la Carrera de San Jerónimo. Hacia 1805 este edificio del siglo XVIII fue ampliado y reformado en estilo neoclásico por Antonio López Aguado, por encargo de María Manuela Pignatelli y Gonzaga, esposa del duque de Villahermosa. Décadas después fue una de las mansiones más prestigiosas de la ciudad. En 1823 se alojó aquí el Duque de Angulema, entonces al mando de los Cien Mil Hijos de San Luis. La casa fue luego conocida por sus fiestas y veladas artísticas; por ejemplo, en 1844 acogió dos recitales de piano de Franz Liszt.
El palacio conservó sus suntuosos interiores, que incluían salón de baile y capilla privada, hasta bien entrado el siglo XX, como atestigua un reportaje fotográfico de 1966 [2] en la revista Blanco y Negro. Todo ello se perdió en 1973 cuando el edificio se convirtió en la sede central de la Banca López Quesada; sufrió una agresiva reforma, ejecutada por el arquitecto Fernando Moreno Barberá, que arrasó el interior y reemplazó los grandes salones por oficinas. Tras la quiebra del banco, el edificio pasó a manos del Estado en 1983 y albergó varias exposiciones temporales del vecino Museo del Prado, entonces acuciado por necesidades de espacio; incluso se pensó en adscribirlo a la pinacoteca nacional como sede complementaria.
Sin embargo, como parte del acuerdo entre el Estado español y la familia Thyssen, el edificio fue destinado al nuevo museo y su rehabilitación como pinacoteca fue diseñada por Rafael Moneo. Las mejoras más elogiadas fueron la reordenación interior en salas amplias, la importancia otorgada a la luz natural (con lucernarios controlados mediante sensores) y el cambio del acceso principal, que volvía de la Carrera de San Jerónimo a la fachada posterior tal como era en origen. Se entendió que esta entrada era más adecuada para acoger al público ya que contaba con jardín propio.
La elección de mármol para los suelos y de estuco en color tostado para las paredes se debe a la baronesa Thyssen, Carmen Cervera, y a pesar de algunas críticas suele elogiarse porque da más calidez y prestancia a las salas. El museo ofrece una atmósfera de cierta ostentación que recuerda a las mansiones-museo estadounidenses de origen privado; el atrio se decora con un gran tapiz con el escudo familiar, retratos de los barones Thyssen y de los reyes de España Juan Carlos I y Sofía (los cuatro obra de Ricardo Macarrón), el gran lienzo El Paraíso de Tintoretto, esculturas de Rodin y macetas con ficus y palmeras.
El museo se inauguró el 8 de octubre de 1992, con la presencia de los reyes. En 2004se amplió para albergar el núcleo más valioso de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza mediante la suma de dos edificios colindantes, pertenecientes a la familiaGoyeneche; el primero de ellos mandado construir por el Conde de Guaqui y el segundo por la Duquesa de Goyeneche. Estos edificios fueron reformados por el estudio BOPBAA (Josep Bohigas, Francesc Pla e Iñaki Baquero), y se conectan por un ángulo al Palacio de Villahermosa. Su nueva fachada orientada al jardín es de estilo vanguardista si bien los interiores armonizan, en colores y materiales, con los del primer edificio. Tras cinco años de exhibición por separado, en diciembre de 2009 se anunció que ambas colecciones (la de propiedad estatal y la de Carmen Thyssen) se fusionarían en un despliegue unitario en 2010, si bien ello se está demorando y queda pendiente de resolución el futuro de la segunda colección.
El Palacio de Villahermosa había sido completamente demolido por dentro (salvo la crujía norte, la que da al jardín) y reconstruido durante su etapa como banco, por lo que sus interiores carecían de valor histórico-artístico y pudieron reformarse en profundidad, incorporando la tecnología más moderna. No así los de los dos palacios Goyeneche, que tenían incluso elementos protegidos, como una escalera, y que el Ayuntamiento descatalogó porque de lo contrario no se hubiera podido realizar la reforma. La nueva fachada del bloque Goyeneche era previamente una trasera sin atractivo, por lo que a raíz de la ampliación pudo remodelarse con un diseño minimalista en color blanco.
Historia de la Colección Thyssen-Bornemisza[editar]
El fondo artístico empezó a formarse hacia 1920, como colección privada del I barón, Heinrich Thyssen-Bornemisza (1875-1947). Ya anteriormente, hacia 1906, su padre August Thyssen (1842-1926) había encargado varias esculturas de mármol a Auguste Rodin. De ellas, cuatro pasaron a la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza y se exhiben en el museo [3].
En apenas diez años (1926-36) los Thyssen sumaron varios de sus mejores cuadros, de autores como Durero, Holbein, Jan van Eyck, Vittore Carpaccio, Sebastiano del Piombo y Caravaggio. Se dice que la compra de tantas obras maestras fue posible por la gran actividad que vivía el mercado del arte, por el crack del 29 y la difícil situación en Europa entre las dos guerras mundiales. Muchos aristócratas europeos y magnates americanos tuvieron que vender sus colecciones, y los Thyssen pudieron adquirir obras muy raras a precios razonables. Sin embargo, hay que desmentir que la colección se beneficiase por una presunta proximidad al régimen nazi. Los Thyssen-Bornemisza no residieron en Alemania sino (sucesivamente) en Hungría, Holanda y Suiza; la confusión se explica por la existencia de otra rama de la saga Thyssen, ajena a los Bornemisza y también dedicada a la industria, que sí colaboró activamente con el Tercer Reich.2
El crecimiento de la colección fue tan rápido, que ya en 1930 mereció una exposición en Múnich con el nombre de Colección Schloß Rohoncz (nombre alusivo a su primera sede, un castillo húngaro). Constituyó una revelación, ya que el I barón compraba discretamente mediante intermediarios; así encubría su identidad y evitaba los precios abusivos. Esta primera exposición se vio envuelta en controversia al discutirse la autoría de algunas obras; polémica de la que el principal perjudicado iba a ser el hispanista August L. Mayer, uno de los expertos que había aconsejado al barón Heinrich en sus adquisiciones.3
En 1932 el I barón adquirió una mansión del siglo XVII en Lugano (Suiza): Villa Favorita, que pasó a ser su residencia habitual, y le sumó un pabellón o galería para exhibir su colección. Inauguró este incipiente museo (privado) en 1936 pero tuvo que cerrarlo apenas tres años después, al estallar la Segunda Guerra Mundial; lo reabriría su hijo una década después.
El segundo barón, Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza (1921-2002), popular en España gracias a su matrimonio con Carmen Cervera, prosiguió la actividad coleccionista de la familia, tanto con arte antiguo como especialmente con arte impresionista y posterior, hasta entonces excluido por los gustos conservadores de su padre. Su primer objetivo fue reunificar la colección paterna, que había sido repartida entre los herederos. Esta tarea la prolongó hasta la década de 1980, cuando recuperó la Madonna de la humildadde Fra Angelico (MNAC de Barcelona), que poseía una hermana suya. Otras piezas, pertenecientes a la llamada Colección Bentinck-Thyssen, no tuvieron igual suerte; se subastaron y dispersaron en 1995. Entre ellas se contaba un Cupido pintado porRembrandt [4], actualmente en el Museo Liechtenstein de Viena.
A las obras heredadas y recuperadas el barón unió muchas otras a partir de 1956, en una intensa actividad compradora que llegó a cien piezas por año y que no se limitaba a cuadros. El conjunto artístico de los Thyssen-Bornemisza sumaba además dibujos y acuarelas, esculturas, tallas en marfil, objetos de plata, muebles y alfombras. Se trataba de una de las colecciones privadas más valiosas del mundo y posiblemente de la más variada y completa en cuanto a pintura, pero su misma envergadura planteaba el problema de asegurar su futuro. El mismo barón confesaría que desde principios de la década de 1980 le había preocupado dejar atada la pervivencia de la colección.
De colección a museo[editar]
En 1985 Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza se casó con la española Carmen Cervera, con quien compartió su afición por el arte. Acudían juntos a subastas y exposiciones, y la influencia de Carmen sería decisiva para el futuro de la colección en España, pues los Thyssen tenían una imagen difusa del país y fue Carmen quien les introdujo en sus círculos sociales. De este modo, cuando el magnate empezó a pensar el destino definitivo de la colección, incluyó a España entre las opciones posibles.
El barón mantenía su colección repartida en varias casas, por lo que se planteó reunirla y darle un estatus de museo estable ampliando para ello la galería de Villa Favorita, que exponía sólo unas 300 obras. Se inclinó por un proyecto diseñado por el arquitectoJames Stirling pero resultaba muy costoso, las autoridades suizas no aportaban ayuda económica, y el flujo de visitas se veía limitado por los malos accesos; muchos de los turistas tenían que llegar en barco atravesando el Lago de Lugano. El barón terminó descartando la ampliación y decidió trasladar la colección a otro lugar, por lo que inició una sagaz campaña de «seducción» para captar ofertas y elegir la más favorable.
La Colección Thyssen-Bornemisza gozaba ya entonces de un notable prestigio entre los expertos, pues sus obras maestras eran citadas en múltiples libros, participaban en exposiciones (ya en 1961 habían merecido una antológica en la National Gallery de Londres) y además el barón publicaba lujosos catálogos sobre ellas. En la década de 1980 Hans Heinrich Thyssen redobló la difusión de sus tesoros presentando selecciones en museos tanto de Norteamérica como de Europa, e inclusó colaboró con la Unión Soviéticaen los años de la Perestroika, intercambiando exposiciones. Una muestra de los Thyssen itineró por nueve ciudades de Estados Unidos, la Royal Academyde Londres mostró sus mejores piezas, y en España la Academia de San Fernando y la Biblioteca Nacional mostraron amplios grupos de obras antiguas y modernas, respectivamente, en 1986-87.
La noticia de que el barón «cedía» sus cuadros saltó a los medios de comunicación y propició ofertas y contactos más o menos publicitados. Bonny Londres mostraron su interés por la colección, París sugería como sede elPetit Palais, también se rumoreó sobre una oferta japonesa, y la Fundación Getty de Los Ángeles ofreció una cifra récord por su compra; se habló de 300.000 millones de pesetas. Incluso el parque Disneyworld de Orlando (Florida)4 se interesó por ella. Los expertos comentaban que era la mayor colección aristocrática que subsistía en Europa junto con la Royal Collectionbritánica, y al contrario que ésta, buscaba nueva sede. Su valor y atractivo eran indudables: junto a genios del arte moderno como Picasso, Dalí,Kandinsky, Braque, Rothko y Mondrian, la Colección Thyssen-Bornemisza contaba con un repertorio casi completo de los maestrosimpresionistas, encarecidos exageradamente en los años 80 por el boom del mercado del arte. Todo ello sumado a viejos maestros de cinco siglos que raramente salían a la venta, desde primitivos italianos como Duccio y Fra Angelico hasta Tiepolo, Goya y Delacroix. Para los países interesados, ésta era la última oportunidad de reunir a tantos genios, y no comprándolos uno a uno (más caros) sino en una sola operación.
Sin embargo, el barón fijaba condiciones muy particulares que no se solventaban sólo con dinero: la Colección Thyssen-Bornemiszadebería preservarse como tal, en un museo propio y manteniendo su nombre y su perfil de colección familiar. Ello impedía una hipotética fusión con el Prado y también excluía la oferta millonaria del Museo J. Paul Getty, que pretendía añadir los cuadros a su propio repertorio. Además el barón Thyssen rechazaba cualquier acuerdo con el museo californiano porque habían sido enemigos en las subastas, pujando por las mismas obras; él entendía que vender sus tesoros a los Getty era asumir una derrota.
Finalmente, el Gobierno español obtuvo la cesión de la colección al ofrecer condiciones difíciles de mejorar: aceptó las que fijaba el barón, y ofreció como sede del museo el Palacio de Villahermosa, un céntrico edificio de valor histórico, vecino al Museo del Prado. Se garantizaba así una importante afluencia de público y una proyección internacional. El acuerdo contemplaba que un grupo de obras se depositase en Barcelona, en respuesta a un convenio cerrado entre el barón y el alcalde Pasqual Maragall en 1986.
El Protocolo de Intenciones suscrito en 1988 entre el barón Thyssen-Bornemisza y el Gobierno español fue tan atípico que originó un debate en la prensa internacional. Este acuerdo estipulaba el préstamo de una amplia selección de la colección, en régimen de arrendamientopagado (cinco millones de dólares al año), para un plazo máximo de nueve años y medio. Dicho plazo no era casual: en España las obras de arte importantes se registran como bienes de interés cultural (BIC) si permanecen diez años en el país, lo que impide su exportación. Los Thyssen fijaron un plazo algo inferior que permitiese un eventual regreso de los cuadros aSuiza. Afortunadamente ello no ocurrió, ya que el objetivo real de ambas partes era que la colección se quedase definitivamente como museo estatal. La premier británica Margaret Thatcher lamentó el acuerdo español como su mayor fracaso en materia cultural, pues deseaba instalar la colección en los Docklands (zona portuaria de Londres) para revitalizar esa zona deprimida de la ciudad. Dicen que el barón rechazó su oferta porque no le gustaba ese lugar.
El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid abrió sus puertas al público en octubre de 1992, y ya en septiembre de 1993 se inauguró en el Monasterio de Pedralbes la exhibición destinada a Barcelona. El contrato de alquiler fue una fórmula provisional para comprobar la idoneidad del museo, de modo que tras apenas un año de funcionamiento los Thyssen accedieron a suscribir con el Gobierno español la venta de la parte sustancial de la colección: 775 piezas, entre ellas todas las importantes (el llamado «core» indivisible) por un precio de 350 millones de dólares (unos 43.700 millones de pesetas de la época). De esa cifra se restaban las cantidades ya abonadas como alquiler. La elevada suma provocó discrepancias en el Congreso de los Diputados, si bien la valoración de la colección era muy superior (según algunas fuentes, el triple). En contra de lo que algunos suponían, el propósito del barón no era lucrarse económicamente pues al vender las obras juntas y no subastarlas una a una, perdía dinero. Según explicó, su deseo era garantizar la pervivencia de la colección unida, y de hecho el dinero recibido lo repartió entre sus herederos a modo de compensación; así eliminaba posibles reclamaciones como las ocurridas al morir su padre. Junto con la colección adquirida, tanto el museo de Madrid como la subsede de Barcelona expusieron otras piezas aún propiedad de la familia, cedidas en depósito; destaca entre ellas una estatua de mármol de Bernini: San Sebastián (1615).
En el anexo inaugurado en 2004 se instaló una selección de aproximadamente 240 obras de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, en una modalidad similar de préstamo con opción de compra, y se dio énfasis a la función educativa y de investigación del Museo, creándose EducaThyssen,5 la marca que reúne todas las acciones educacionales de la institución, dependiente del Área de Investigación y Extensión Educativa del Museo. Paralelamente, el conjunto artístico depositado en Pedralbes fue trasladado alMNAC de Barcelona, con lo que captaba más público y reforzaba dicho museo en sus secciones más débiles.
Colecciones[editar]
El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid muestra más de mil obras en orden cronológico, desde el gótico italiano del siglo XIII hasta el arte de la década de 1980, tanto abstracto como figurativo, en una panorámica sin interrupciones de los viejos maestros y de prácticamente todas las vanguardias entre el impresionismo y el pop art, caso inusual en los museos europeos.
De perfil casi enciclopédico, puede ilustrar por sí solo la evolución de la pintura europea y estadounidense, aunque entraña especial importancia en el contexto artístico de Madrid por las secciones que complementan al Prado y el Museo Reina Sofía, sobre todo en pintura medieval italiana, renacimiento alemán, barroco holandés, y corrientes internacionales a partir del realismo. Las secciones de impresionismo, expresionismo alemán y otros movimientos de vanguardia son únicas en la oferta museística de Madrid. De hecho, muchos de los artistas extranjeros del Thyssen, tanto antiguos como modernos, se hallaban ausentes de los museos españoles, del mismo modo que la pintura española anterior al siglo XX cuenta con una corta presencia en este museo.
Renacimiento italiano, siglos XIII-XVI[editar]
El recorrido, circular y de arriba a abajo, arranca en la Planta 2 con el ciclo que va del Gótico y el Renacimiento hasta el Clasicismo del XVII. En las primeras salas, destacan Cristo y la samaritana de Duccio, una Adoración de los Magos de Luca di Tommè, dos tablas de Bernardo Daddi (una Virgen con el Niño y una pequeñaCrucifixión) y el San Pedro de Simone Martini (prestado por Carmen Cervera). Otras piezas importantes de esta época se hallan depositadas en el MNAC de Barcelona; se deben a autores como Taddeo Gaddi, Lorenzo Monaco y Fra Angelico (La Madonna de la humildad).
El Quattrocento italiano cuenta con ejemplos de numerosos maestros inexistentes en el Prado, como Domenico Ghirlandaio con elRetrato de Giovanna Tornabuoni, de 1489-90. Hay pinturas (por lo general de pequeño tamaño) de Benozzo Gozzoli, Piero della Francesca (Retrato de Guidobaldo de Montefeltro), Paolo Uccello (Crucifixión entre santos), Cosimo Tura, Ercole de'Roberti,Bramantino (Cristo resucitado), Antonello da Messina, Alvise Vivarini, Francesco Botticini... El Joven caballero en un paisaje (1510) deVittore Carpaccio es una joya clave y se considera el primer retrato de cuerpo entero pintado en Europa. Preside una sala con memorables obras de Gentile y Giovanni Bellini, Palma el Viejo (La bella), Fra Bartolommeo, Bernardino Luini, Piero di Cosimo,Bartolommeo Veneto, Domenico Beccafumi, Bronzino (San Sebastián), Sebastiano del Piombo (Ferry Carondolet y sus secretarios)...
Renacimiento alemán: Durero, Holbein...[editar]
El renacimiento alemán cuenta con más de 40 piezas, un conjunto más rico que el del Prado que incluye a Durero (Cristo entre los doctores), Lucas Cranach el Viejo (La ninfa de la fuente), el famoso Retrato de Enrique VIII de Hans Holbein el Joven, El entierro de Cristo de Hans Burgkmair y dos importantes ejemplos de Hans Baldung Grien (Adán y Eva y un raro Retrato de mujer). Esta sección incluye además un amplio muestrario de efigies pintadas por otros artistas: Albrecht Altdorfer (la única que se conoce de él), Hans Holbein el Viejo, Christoph Amberger, Michael Wolgemut,Bernhard Strigel, etc.
Países Bajos, siglos XV y XVI: Van Eyck, Memling...[editar]
Los primitivos flamencos no igualan la riqueza del Prado, aunque aquí se custodia el único ejemplo de Jan Van Eyck en España: Díptico de la Anunciación. Destacan también una pequeña Virgen con el Niño de Rogier van der Weyden, otra de Petrus Christus, una Adoración de los Magos de Robert Campin y un soberbio retrato de Hans Memling, cuyo reverso muestra un jarrón de flores con el anagrama de Cristo, lo que constituye un inusual y temprano ejemplo de bodegón. Ya dentro del siglo XVI, se puede citar a Juan de Flandes (Supuesto retrato de Catalina de Aragón), Jan Gossaert (Adán y Eva), Ambrosius Benson, Joachim Patinir, Joos van Cleve (Autorretrato con clavel), Jan van Scorel, Jan Mostaert, Marinus van Reymerswaele (La vocación de san Mateo), Martin van Heemskerck (Mujer hilando), Lucas van Leyden (La partida de cartas) y Bernard van Orley.
De Giulio Romano a Caravaggio y Rubens[editar]
Una galería con vistas al Paseo del Prado está dedicada a retratos: Giulio Romano,Bronzino, Paris Bordone, Veronés, Correggio, François Clouet (La carta)... Se exhibe también El rapto de Europa, gran lienzo de Simon Vouet. Salas próximas albergan obras destacadas como un San Jerónimo de Tiziano, un lienzo de Jacopo Bassano, cuatro de El Greco (Cristo con la cruz a cuestas, La Inmaculada Concepción y dosAnunciaciones), Lot y sus hijas de Orazio Gentileschi y la famosa Santa Catalina deCaravaggio, entre otros. De Tintoretto se exhibe aquí una pareja de lienzos bíblicos, a los que hay que sumar el monumental Paraíso colgado en el atrio. De los barrocos españoles, destacan dos lienzos de José de Ribera, uno de Murillo y un bodegón deJuan van der Hamen; rivalizan con autores extranjeros como Guercino, Sebastiano Ricci, Mattia Preti, Carlo Maratta, Bernardo Strozzi, Giulio Carpioni, Francesco Maffei,Antoine Le Nain, Claudio de Lorena, Sébastien Bourdon, Jacques Linard...
El fondo flamenco del XVII es relativamente reducido, aunque incluye ejemplos de Rubens como un Retrato de joven dama con rosario y unaVenus ante el espejo copiada deTiziano. Es también relevante elRetrato de Jacques Le Roy de Van Dyck, y además hay obras de Cornelis de Vos (Retrato de Antonia Canis), Jan Fyt (Bodegón con manojo de espárragos), Jan Brueghel el Viejo (Tormenta en el mar de Galilea), David Teniers el Joven...
Barroco holandés: Rembrandt, Frans Hals...[editar]
En las últimas salas de la Planta 2 arranca, con una pequeña Adoración de los pastores de Joachim Wtewael, el despliegue de la riquísima colección de pintura holandesa, liderada por Frans Hals y Rembrandt. Un Autorretrato de este último, que se subestimaba como copia, ha sido autentificado como original suyo. Le rodean autores próximos a su estilo, como Ferdinand Bol y Govert Flinck, así como una pareja de retratos de Gerard Ter Borch. En una sala anexa se reúnen autores tenebristas:Mathias Stomer, Hendrick Terbrugghen (Esaú vendiendo su primogenitura)...
La sección holandesa prosigue en la Planta 1, con el Grupo familiar y criado negro en un paisaje, pintura grande y muy relevante de Frans Hals. Le siguen Gerrit van Honthorst (Violinista con copa) y especialistas en escenas de género como Adriaen van Ostade y Jan Steen (Autorretrato), bodegones de Willem Kalf, paisajes de Jacob Ruysdael, y otros nombres como Pieter de Hooch (La Sala del Concejo del Ayuntamiento de Ámsterdam), Meindert Hobbema, Pieter Jansz Saenredam (La iglesia de Santa María de Utrecht),Nicolaes Maes (El tamborilero desobediente)...
Del rococó al realismo[editar]
Las Plantas 2 y 1 albergan las obras del siglo XVIII con Watteau, Boucher (El tocador), Nicolas Lancret (Alegoría de la Tierra),Fragonard (una versión juvenil de El columpio), Hubert Robert (El templo de Diana en Nimes), Jean-Marc Nattier, Chardin (Bodegón con gato y raya y dos obras más), Pietro Longhi (Las cosquillas) y Giambattista Tiepolo (La muerte de Jacinto). El vedutismo veneciano, carente de presencia en el Museo del Prado, cuenta aquí con un rico repertorio: Canaletto, Bernardo Bellotto, Francesco Guardi,Michele Marieschi... Hay que citar además la pintura inglesa del mismo siglo XVIII, tradicionalmente ignorada en los museos españoles: Gainsborough, Thomas Lawrence, Johann Zoffany...
Tres retratos de Goya (El pintor Asensio Juliá, Fernando VII y El tío Paquete) marcan la transición hacia el romanticismo, con pequeños cuadros de Delacroix (El jinete árabe), Géricault y Caspar David Friedrich, realismo con Courbet...
Impresionismo: de Manet a Van Gogh[editar]
El panorama del siglo XIX culmina con el impresionismo, del que incluye a casi todos los maestros destacados: Manet (Amazona de frente), Renoir, Monet (El deshielo),Degas (Bailarina de verde), Camille Pissarro, Pierre Bonnard, Berthe Morisot... Van Gogh cuenta con cuatro obras de distintas etapas, como el óleo La aldea de Les Vessenots en Auvers y el grabado Los comedores de patatas, mientras que Gauguinsólo está presente con un paisaje de sus primeros años, si bien el préstamo de laColección Carmen Thyssen-Bornemisza aporta un conjunto muy relevante de este artista, con ocho pinturas más y una curiosa escultura en gres. Toulouse-Lautrec está presente con dos gouaches y un raro óleo, La pelirroja con blusa blanca.
Pintura estadounidense del XVIII y XIX[editar]
Es llamativo el conjunto de pintura estadounidense de los siglos XVIII y XIX, un área de la Historia del Arte poco conocida en Europa. Incluye ejemplos de Gilbert Stuart, John Singleton Copley, Winslow Homer y John Singer Sargent. El Barón Thyssen reunió estas obras en pocos años, antes de que se elevase su valor; se dice que actualmente resulta difícil sumar ejemplos similares.
Siglo XX: de Kandinsky a Lucian Freud[editar]
La sección del siglo XX tiene un protagonismo notable en el Museo Thyssen; cubre amplias lagunas del panorama artístico de Madrid y hay que reiterar que fue enteramente conformada por el barón Hans Heinrich.
El muestrario del fauvismo es muy reducido; Henri Matisse apenas cuenta con un ejemplo menor (Las flores amarillas), si bien hay que destacar un cotizado paisaje londinense de la mejor etapa de André Derain. Por el contrario, tanto el cubismo como el constructivismo ruso y el expresionismo alemán cuentan con una presencia apabullante.
Hay que destacar la abundante muestra de expresionistas como Ernst Ludwig Kirchner (Calle con buscona vestida de rojo), Emil Nolde, Max Beckmann(Autorretrato con la mano alzada y Quappi vestida de rosa), Franz Marc,Ludwig Meidner, Erich Heckel, etc. La joya de este conjunto es posiblementeMetrópolis, obra maestra de George Grosz que fue defenestrada por elrégimen nazi como arte degenerado. Por suerte no fue destruida y su autor la recuperó.
La planta baja cambia el color salmón de las paredes por el blanco, para dedicarse por entero al siglo XX, desde elcubismo hasta el Pop Art y elhiperrealismo. Los ejemplos del cubismo analítico dePicasso (Hombre con clarinete, 1911-12) y Georges Braque (Mujer con mandolina, 1910) son muy cotizados, al igual que El fumador deJuan Gris. Destacan otras obras de Picasso desde su etapa azul a los años 30, como el magistral Arlequín con espejo, el famoso grabado La comida frugal, un boceto precubista próximo a Las señoritas de Aviñón y una Corrida de toros.
El surrealismo cuenta con una generosa presencia, así como las vías figurativa y abstracta de mediados de siglo. El despliegue concluye con obras de 1960-80, de autores como Richard Lindner (Luna sobre Alabama), David Hockney, Tom Wesselmann (Gran desnudo nº 1) y Roy Lichtenstein (Mujer en el baño). Un retrato del barón Thyssen pintado por Lucian Freud a principios de los 80 es la obra más reciente; es una de las cuatro que posee el museo de este cotizadísimo autor.
La nómina de artistas reunidos incluye a Edvard Munch, James Ensor (El baile de máscaras), Paul Klee, Kandinsky, Oskar Kokoschka, Egon Schiele, Lyonel Feininger,August Macke, Otto Dix, Albert Gleizes, František Kupka, Gino Severini, Fernand Léger, Liubov Popova, Alexandra Exter, Natalia Goncharova, Mijaíl Larionov, Laszlo Moholy-Nagy, El Lissitzky, Francis Picabia, Yves Tanguy, Piet Mondrian, Theo van Doesburg, Max Ernst, Marc Chagall (La casa gris), Edward Hopper (Habitación de hotel), Joan Miró(Campesino catalán), Salvador Dalí (Sueño causado por una abeja...), Kurt Schwitters, Balthus (La partida de cartas), Henry Moore,Paul Delvaux, Magritte, Clyfford Still, Arshile Gorky, Mark Rothko, Willem de Kooning, Jackson Pollock, Ronald Kitaj, Alberto Giacometti, Lucio Fontana, Francis Bacon, Roberto Matta, Richard Estes, Ben Shahn, Michael Andrews, Robert Rauschenberg(Express), Frank Stella, Hans Hofmann, Leon Kossoff, Frank Auerbach, Andrew Wyeth, Domenico Gnoli... Muchos de ellos son muy raros en el circuito español de museos, por lo que para ver obras suyas, hay que visitar el Museo Thyssen-Bornemisza.
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